Los siete desafíos para las políticas globales de salud mental en la próxima década
Una investigación de la London School of Economics plantea que los problemas de salud mental global no tienen la atención política que deberían tener por parte de los gobiernos, considerando el crecimiento de este tipo de enfermedades. Para solucionarlo, plantea tres desafíos técnicos y cuatro políticos.
marzo 27, 2024

Durante las últimas décadas, los trastornos mentales se han convertido en la principal causa de discapacidad en todo el mundo. A pesar de esto, sólo un 20% de las personas que las padecen reciben apoyo y solo 2,1% de los presupuestos gubernamentales para salud está destinado a resolver el problema.

Estos son algunos de los datos de partida con los que la académica Valentina Lemmi, de la London School of Economics, investigó los principales temas pendientes a propósito de la necesidad de más políticas públicas globales sobre salud mental. 

En su investigación Establishing political priority for global mental health: a qualitative policy analysis (https://academic.oup.com/heapol/article/37/8/1012/6607466?searchresult=1), Lemmi estudió los principales cambios y acciones en políticas públicas para afrontar el problema por parte de distintos gobiernos durante los últimos años.

Al respecto plantea que la salud mental ha ganado atención política “especialmente durante la última década, pero el apoyo sigue siendo limitado”. Agrega además que el poder de los actores relevantes para el diseño de políticas públicas que mejoren la condición de la salud mental de las personas “se ve socavado por una comunidad política fragmentada, la ausencia de una institución rectora o mecanismo de coordinación, y la poca movilización de la sociedad civil”. 

“Los trastornos mentales (incluidos los trastornos mentales comunes y graves, los trastornos del comportamiento infantil, los trastornos del neurodesarrollo, los trastornos por consumo de sustancias, la demencia y las autolesiones) representan la principal causa de discapacidad en todo el mundo y la tercera causa de carga mundial de morbilidad, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”.

De acuerdo a la investigación, “los trastornos mentales (incluidos los trastornos mentales comunes y graves, los trastornos del comportamiento infantil, los trastornos del neurodesarrollo, los trastornos por consumo de sustancias, la demencia y las autolesiones) representan la principal causa de discapacidad en todo el mundo y la tercera causa de carga mundial de morbilidad, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”. 

El estudio señala que se han desaprovechado numerosas ventanas políticas en las que ha habido más consenso respecto de la gravedad que significan los trastornos mentales, pero que se han convertido en coyunturas que no han permitido un trabajo más permanente sobre el tema. Por este motivo, no hay unanimidad sobre qué hay que hacer a nivel global para enfrentar este tipo de enfermedades.

La investigación propone siete desafíos para ganar atención política global, de manera que se genere el clima necesario en la comunidad mundial para que los gobernantes aborden los problemas de salud mental con políticas públicas. Tres de estos desafíos son técnicos y cuatro políticos. 

Según la investigadora, los tres desafíos técnicos son: 1) la falta de indicadores creíbles; 2) la escasez de datos sólidos, y 3) la evidencia limitada sobre la implementación y amplificación de soluciones. 

“La comunidad podría aprovechar las iniciativas existentes destinadas a determinar métricas comunes de salud mental, incluir indicadores de salud mental en encuestas rutinarias, identificar intervenciones rentables de salud mental, y construir políticas de inversión a nivel nacional”, señala el estudio en sus conclusiones.

Respecto de los cuatro desafíos políticos, la investigadora señala que, en primer lugar, debe “unirse la comunidad política en torno a una solicitud común”. De esta forma, plantea que colectivos formales e informales, como Global Mental Health Action Network (GMHAN) o United for Global Mental Health (UGMH), “podrían ofrecer plataformas privilegiadas para resolver desacuerdos y fomentar la colaboración”. 

El segundo de los desafíos políticos, consiste en llegar a un consenso sobre un encuadre que resuene entre los líderes políticos y utilice una terminología coherente. En este sentido, la investigadora plantea que “la comunidad podría aprovechar las definiciones y argumentos para articular una narrativa matizada común que podría adaptarse a diferentes audiencias”. Además señala que se “podría aprovechar sistemáticamente otras comunidades políticas que aprovechen la integración de la salud mental en otras condiciones, sectores y aspectos de la salud”.

“La comunidad podría aprovechar las iniciativas existentes destinadas a determinar métricas comunes de salud mental, incluir indicadores de salud mental en encuestas rutinarias, identificar intervenciones rentables de salud mental, y construir políticas de inversión a nivel nacional”

Finalmente, como tercer desafío político, la autora de la investigación plantea que es necesaria la creación de instituciones rectoras y  mecanismos de coordinación más sólidos y duraderos para liderar y coordinar la iniciativa a lo largo del tiempo. 

“El establecimiento de una asociación sostenible para la salud mental global podría fomentar la acción colectiva, que podría aprovechar los marcos y planes globales y el mecanismo de rendición de cuentas recientemente lanzado para monitorear el progreso de la salud mental en todo el mundo”, menciona Lemmi.

Como cuarto desafío en lo político, la autora plantea que es necesario “fortalecer las organizaciones de base a nivel global” para que así estas puedan establecer conexiones sólidas con las organizaciones a nivel nacional. Esto ayudaría a fortalecer las campañas nacionales con experiencias de base y personas “con experiencia vivida”.

“El Covid-19 ha exacerbado las necesidades de salud mental en todo el mundo a una escala sin precedentes, pero la salud mental global sigue atrayendo una atención política limitada. la priorización durante la próxima década dependerá de la capacidad de la comunidad política para captar el apoyo político”, cierra la investigación.

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Fecha de publicación: Mar 27, 2024

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