Cada 1 de junio, el país asiste a un rito republicano: la Cuenta Pública presidencial. Pero este año, el mensaje de Gabriel Boric adquiere un carácter especial: es el último de su mandato y ocurre a solo cinco meses de las elecciones presidenciales. En ese contexto, la columna de Marco Moreno invita a reflexionar sobre el tipo de legado que el Presidente busca instalar, y cómo esa narrativa puede influir en el clima político e institucional del país.
En su análisis, Moreno sostiene que más allá del recuento de logros o los anuncios programáticos, esta última Cuenta Pública tiene una carga simbólica. El desafío del Presidente no será solo comunicar lo hecho, sino construir un relato que trascienda los vaivenes de la coyuntura, conecte con el electorado progresista, y ordene un legado coherente y políticamente sostenible.
Desde el oficialismo, las expectativas son altas. Se espera que el Mandatario utilice esta vitrina para proyectar iniciativas que activen a una ciudadanía desmovilizada y que han resentido el énfasis reciente del gobierno en seguridad y orden. Sin embargo, la columna también advierte que existe un riesgo real de sobreactuar: apelar a una épica transformadora puede ser leído por la oposición como un acto de intervencionismo electoral, especialmente en medio de un ciclo de elecciones municipales y primarias.
Además, el escenario se complica con escándalos recientes como los casos ProCultura y licencias médicas fraudulentas, que han debilitado la credibilidad del aparato estatal. Aunque el Presidente decida no referirse directamente a ellos, la omisión o el modo en que los aborde será interpretado políticamente.
Marco Moreno también enfatiza la presión mediática que se instala días antes del mensaje. Cada gesto presidencial, cada frase, cada ausencia, será objeto de interpretación en clave electoral. En ese sentido, la Cuenta Pública corre el riesgo de transformarse en un anticipo de campaña más que en una rendición institucional.
No obstante, también hay una oportunidad. El mensaje podría contribuir a reencantar a una parte del electorado progresista, revitalizar al oficialismo de cara a las primarias, y sobre todo, disputar el tono del debate público en un clima marcado por la polarización y el desencanto.
En su conclusión, Moreno advierte que el mayor desafío del Presidente será usar esta Cuenta Pública para dejar una huella. No se trata solo de rendir cuentas, sino de construir un relato que proyecte visión, convoque a la reflexión colectiva y convoque a la escucha. Porque, en sus palabras, «en una democracia madura, no solo importa quién habla, sino quién está dispuesto a escuchar».
Fuente: https://www.theclinic.cl/2025/05/31/entre-la-epica-perdida-y-la-administracion-de-desgaste-el-legado-que-boric-busca-instalar-en-su-ultima-cuenta-publica/