De mantenerse el crecimiento poblacional y el patrón de consumo mundial, la humanidad terminará por agotar los recursos de la tierra. El ritmo de la actividad económica mundial no es sostenible: la demanda por recursos naturales supera la capacidad de regeneración de la naturaleza. En tan sólo una generación más, el ser humano promedio no podrá satisfacer sus necesidades como acostumbra hacerlo hoy.