El retiro de Estados Unidos de organismos internacionales, en particular de la OMS, ha generado preocupación en la comunidad global. Más allá del impacto financiero que supone para estas instituciones, el mayor daño recae en la confianza en la ciencia y en la cooperación en salud pública.
Desde su creación, la OMS ha sido clave en la erradicación de enfermedades, el control de pandemias y la promoción de políticas sanitarias en todo el mundo. La salida de EE.UU., uno de sus principales contribuyentes y actores estratégicos, debilita la capacidad de respuesta global ante crisis sanitarias y compromete los avances logrados en salud pública.
Más allá de lo económico, esta decisión envía un mensaje peligroso sobre el rol del multilateralismo y la cooperación científica. La confianza en instituciones médicas y en la evidencia científica es fundamental para enfrentar los desafíos sanitarios del presente y del futuro.
La historia juzgará a Donald Trump no solo por sus decisiones dentro de su país, sino también por el impacto global de su gestión en la salud de la humanidad. La comunidad internacional deberá reforzar su compromiso con la cooperación y el conocimiento científico para evitar que decisiones políticas pongan en riesgo el bienestar de millones de personas.