A partir de los próximos meses, Chile enfrentará un proceso electoral crucial para la elección de sus principales autoridades. En este contexto, la reflexión sobre la gobernabilidad y las condiciones necesarias para su fortalecimiento cobra especial relevancia.
Uno de los principales debates en torno a la gobernabilidad se vincula al sistema político y, en particular, a la capacidad del gobierno electo para contar con el respaldo parlamentario necesario para llevar adelante su programa. Sin embargo, Edgardo Riveros advierte sobre los riesgos que implica la concentración excesiva del poder en el Ejecutivo y el Legislativo, especialmente cuando los gobernantes adoptan un estilo autoritario que ignora principios y normas esenciales de la democracia.
El académico sostiene que, en un sistema presidencialista como el chileno, la falta de mayoría parlamentaria no debería ser un obstáculo insalvable para la gobernabilidad, siempre que exista responsabilidad y compromiso por parte de los actores políticos. En este sentido, enfatiza la necesidad de que la oposición no base su estrategia en el fracaso del gobierno de turno, sino en la construcción de un debate político serio que conecte con las necesidades de la ciudadanía.
Asimismo, Riveros destaca que el buen funcionamiento de las instituciones es clave para la estabilidad democrática. No basta con que las autoridades actúen dentro del marco de la ley; es fundamental que ejerzan sus atribuciones con criterio y fundamentos sólidos. En este punto, advierte sobre el uso reiterado de herramientas como las acusaciones constitucionales, que pueden desvirtuar su propósito original y debilitar la institucionalidad.
A lo largo de la historia, los mayores avances de Chile han sido producto de consensos bien estructurados. Por el contrario, las medidas impuestas por la fuerza o con mayorías precarias generan inestabilidad y son difíciles de desmontar. Por ello, Riveros subraya la importancia de contar con un sistema político que favorezca la construcción de acuerdos duraderos y legítimos.
Un aspecto fundamental para garantizar la gobernabilidad es la idoneidad de quienes asumen responsabilidades en el Estado, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo y el Poder Judicial. En este sentido, los partidos políticos tienen la responsabilidad de presentar candidatos que posean las competencias necesarias y un compromiso real con el bien común. El individualismo y la búsqueda del protagonismo personal pueden ser obstáculos para la cooperación y la toma de decisiones colectivas, contribuyendo a la fragmentación política.
La gobernabilidad también se ve amenazada por la polarización extrema y la falta de respeto entre los actores políticos. La descalificación, el lenguaje agresivo y las conductas estridentes solo contribuyen al debilitamiento de las instituciones. En una democracia sólida, el respeto a los principios y normas del Estado de derecho es fundamental para garantizar la estabilidad y la convivencia.
En conclusión, con las elecciones próximas, la ciudadanía enfrenta el desafío de elegir a quienes tienen las condiciones idóneas para liderar el país. El ejercicio del voto es un derecho, pero también una responsabilidad que implica evaluar con criterio a los candidatos y sus propuestas. La gobernabilidad depende, en gran medida, de la madurez y compromiso de quienes participan en el proceso político.
fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2025/02/23/las-variables-de-la-gobernabilidad/